Sui-ô-ryu Iai Kenpo, título oficial de esta tradición, fue fundada por Mima Yoichizaemon Kagenobu (1577-1665), su autor en 1615. Yoichizaemon nació bajo el feudo de Dewa, de Mima Saigu, sacerdote del santuario de Junisha Gongen. Lamentablemente no hay más vestigios del emplazamiento de este santuario ni de la tumba del fundador porque fueron destruidos por un corrimiento de tierras en el siglo XVIII.
En su juventud Yoichizaemon estudió el arte del sable de la escuela Bokuden, fundada por Tsukahara Bokuden, así como una forma de jojutsu practicada por los yamabushi, sacerdotes guerreros de la montaña, llamada Kongo Jo Joho.
Es durante la primavera de su décimo octavo cumpleaños, cuando Sakurai Gorosaemon Naomitsu, el amigo de su padre, les visita y le permite conocer un arte nuevo y sorprendente. Yoichizaemon, que era conocido por su relación con las artes marciales, propuso un duelo amistoso a Naomitsu. Este último acepta con alegría este desafío y el duelo es arbitrado por el padre de Yoichizaemon.
A la hora prevista, Yoichizaemon se presentó ante su adversario en postura Chudan y Naomitsu, con su traje estilo yamabushi, su sable extrañamente colocado en su cintura y la mano sobre la tsuka. Los dos adversarios avanzaron hasta la distancia permitida. Yoichizaemon se sentía dominado por la compostura de su adversario y por su forma de sujetar el sable, dio un paso hacia atrás para ponerse en jodan kamae. Pero en ese preciso instante, Naomitsu desenvaina su sable y lo hace volar sobre la guardia de Yoichizaemon, parándolo justamente en frente de su cara. Es suficiente dijo Mima Saigu, y el duelo se dio por concluido. Fue una demostración de iaijutsu que cambiaría la vida de Yoichizaemon.
Naomitsu era de hecho alumno del fundador de la escuela Hayashizaki-ryu, el innovador Hahashizaki Jinsuke Shigenobu (1559-1604). Permaneció con la familia Mima los tres meses siguientes con el fin de mostrar las principales líneas de enseñanza de Hayashizaki al impaciente joven Yoichizaemon.
Habiendo adquirido un grado de maestría de este arte con Naomitsu, Yoichizaemon juró poner en práctica su propio método de iai profundizando en los niveles más especializados de esta disciplina marcial. Se dice que pasaba los días lanzando su sable contra un árbol de las proximidades del santuario y que por la tarde se arrodillaba delante de un altar pidiendo ayuda a los dioses para que le guiaran.
Para profundizar en sus estudios, Yoichizaemon emprende su primer Musha Shugyo, forma itinerante de experiencia de combate que permite a los guerreros probar sus habilidades contra otras tradiciones a de otros lugares a lo largo de sus viajes. También de rindió a Omine, Togakure, Ontake, Katsuragi y Tateyama. Se encontró con los sohei, monjes guerreros del monte Hiei que hicieron montar en cólera a Oda Nobunaga, de quien Yoichizaemon aprendió una forma nueva de combate, la naginata.
Habían transcurrido veinte años desde que Yoichizaemon jurara crear un nuevo método de iai. Años en los que él había mejorado practicando día y noche. Fue a mediados de este año cuando Yoichizaemon recibió la iluminación que buscaba. De repente, mientras estaba arrodillado en el altar del santuario, tuvo la visión de una esfera sobre la que se dibujaban las siluetas de unas gaviotas blancas flotando sobre el agua sin pensamiento consciente. Corrió a través del jardín del santuario, asió un bokuto y se dio cuenta de que podía blandirlo en todas direcciones sin miedo o pensamiento consciente.
Sobre la base de esta visión, Yoichizaemon creó las 64 técnicas de acuerdo con la tradición, así como una figura trazada de 28 zonas del cielo, rodeada por 36 aves terrestres y representadas sobre un mandala que Yoichizaemon dibujó inmediatamente después de su revelación. Su tradición recibió el nombre de Sui-ô-ryu iai Kenpo, las letras de Sui o simbolizan el agua y la gaviota, y trasladado a sus enseñanzas, el arte del sable; kenpo (otro nombre para kenjutsu), naginata, kogusoku (un tipo de cuchillo) y jojutsu.
Incluso después de haber tenido su iluminación y crear su propio método, Yoichizaemon continuó viajando para poner a prueba al mismo tiempo su fe y su sable. Se cree, no obstante, que no se trataba de un viaje destinado a conseguir victorias y conquistas sino más bien de una prueba de aptitud para alcanzar un estado de olvido de sí mismo. Yoichizaemon consideraba el arte del sable como una forma de purificación/ablución entre los dioses y su propio cuerpo, como un modo de entrar en comunión con ellos.
Frente a un adversario, Yoichizaemon no intentaba jamás ganar utilizando engaños, trampas o técnicas fantasiosas. Su finalidad era más bien alcanzar ai-uchi (golpe simultáneo), lo que obligaría a sus adversarios a retirarse o a afrontar una muerte certera.
Yoichizaemon decía que:
El arte del sable proviene de los ascetas de la montaña. La esencia de nuestra tradición, y la obtención de una postura imbatible, consistían en derrotar a nuestros contrincantes cuando el sable está aún en su vaina, anticipando sus acciones y consiguiendo la victoria antes de desenvainar. Cuando se está comprometido con el combate, desligaos de todo pensamiento de victoria o de fracaso, conseguid un espíritu libre y puro y unificaos con los dioses.
Yoichizaemon utilizó su gran dojo para la enseñanza de técnicas marciales, pero también enseñó todo lo que está relacionado con el universo a través de un Mandala de la Tierra y del Cielo colgado en la pared. Dejó de dar clase a los 67 años y traspasó esta responsabilidad a su hijo y heredero Yohachiro. Yoichizaemon vivió veinte años más antes de morir apaciblemente a la edad de 87 años.
Podemos encontrar poca información escrita sobre Sui-ô-ryu, aunque a menudo se hace referencia a un relato sobre su fundador. La historia que sigue a continuación se encuentra en la obra titulada Gekiken Sodan:
El espadachín Mima llegó de las provincias orientales a Tsuyama en el Misa no Kuni y reunió a algunos alumnos para enseñarles iai. En aquella época, un maestro rival llamado Asada Kurobei también enseñaba artes marciales y se concertó un encuentro entre ambos. Uno de los alumnos de Asada le preguntó: ¿Cómo venceríais el iai (de Mima)? Asada le respondió que para vencer a un practicante de iai se debía atacar al hombre sin dejarle desenvainar. Habiendo llegado a sus oídos la respuesta de Asada y como única prueba sus palabras, Kagenobu tomo conciencia de su valor y de la futilidad de un encuentro y abandonó la región de Tsuyama.
No se mención escrita en ningún documento de Sui-ô-ryu de su estancia en Tsuyama y ni un encuentro cualquiera con Asada, incluyendo los que comprenden loa años de viaje de Yoichizaemon. No obstante, las palabras de Asada como directas al corazón del iai y la historia es a menudo mencionada por los miembros de la tradición como prueba de la existencia y notoriedad del fundador.
Sucediendo a Yoichizaemon, su hijo Yohachiro Kagenaga añadió 10 técnicas suplementarias a la tradición, que en aquel momento representaban el Shoden, o nivel de iniciación. Es un conjunto de 5 Yo, técnicas de ataque o positivas, y 5 In, de defensa o pasivas. Yohachiro pensaba que las técnicas creadas por su padre eran demasiado avanzadas para ser comprendidas por un principiante, y añadió estas 10 técnicas para permitir a los alumnos menos familiarizados con el sable mejorar su habilidad antes de practicar técnicas más complicadas.
La tradición entra en una relativa oscuridad hasta el periodo correspondiente al noveno Soke, Fukuhara Shinzaemon Kagenori. Shinzaemon fue a la vez alumno del octavo Soke, Yoshino Yaichiro Sadatoshi, y de Yoshida Shigesaemon Sadatoshi, que a su vez era alumno de Masaka Taro Dayu Toshimitsu, fundador de un método de manrikigusari (una cadena con pesos atados a los dos extremos) llamada Masaki-ryu.
Shinzaemon tomo en consideración lo que había aprendido de las técnicas de cadena y de pesos de Masaki-ryu y añadió un Kama, u hoz. Llamó a su método Masaki-ryu Kusarigamajujutsu, se enseñó conjuntamente con Sui-ô-ryu y el término correcto es Masaki-ryu Fukuhara Ha Kusarigamajutsu. Este método se compone de 18 kata separadas, para ser practicadas con ambos lados del cuerpo, es decir, alternando las manos en le majo de la cadena con la hoz. La forma de esta Hoz es única, está concebida para poder cortar en cualquiera de sus posiciones, ya sea lanzada, presionada o golpeada contra el adversario.
Sui-ô-ryu entra en la familia Katsuse de la mano del decimotercer Soke: Mizuma Hanbei Kagetsugu. Hanbei se hospedaba en un albergue de la cuidad de Hanamatsu, prefectura de Shizuoka, que era propiedad de la familia Katsuse. El joven Katsuse Mitsuyasu atraerá la atención de Hanbei, quien hará ver a su padre su gran potencial para la práctica de las artes marciales. Hanbei pasa el resto de su estancia enseñando a Mitsuyasu las técnicas tradicionales hasta que le traspasa los sellos y rollos de la tradición en 1930, reconociendo de este modo a Katsuse Mitsuyasu como el decimocuarto Soke de Sui-ô-ryu.
Habiéndose mudado a Tokio para profundizar en el entrenamiento de kendo, Mitsuyasu establece una fuerte relación con Nakayama Hakudo, a menudo citado como Showa no Kensei (Espadachín Divino de la Era Showa) que le proporcionó el nombre y la caligrafía para el dojo que Mitsuyasu creó y que en la actualidad sirve de cuartel general de Sui-ô-ryu, el Hekiunkan (Sala de la Nube Azul). El también ofreció a Mitsuyasu una licencia Menkyo de Kendo. En 1992, a los 88 años, Katsuse Mitsuyasu Kagemasa era octavo dan Hanshi de Kendo y iaido, y séptimo dan Kyoshi de Jodo.
Las enseñanzas de Sui-ô-ryu y sus métodos adjuntos se han transmitido hasta nuestros días. Su enseñanza y propagación son supervisadas por el decimoquinto Soke Katsuse Yoshimitsu Kagehiro, que es también decimosegundo Soke de Masaki-ryu Fukuhara-ha.